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Es una región cordillerana rodeada por siete lagos conectados entre sí y numerosos volcanes, que concentra varios centros termales entre Liquiñe y Coñaripe.

Pero antes, es realmente tentador detenerse en Coñaripe para hacer un picnic en la playa de arena volcánica.



De ahí en más, hay que desandar la cuesta de los Añiques, con una excepcional vista del lago Pellaifa hasta alcanzar el Centro Termal Coñaripe.



Es un rincón cobijado por una frondosa vegetación, que ofrece desde 1991 todas las comodidades para relajarse, descansar y reponer la salud.

Abierto todo el año y en constante desarrollo, la infraestructura del centro comprende cinco piscinas, dos cubiertas con hidromasajes y tres al aire libre. Las aguas termales son renovadas permanentemente desde la fuente y con temperaturas que varían entre los 39 y 42° grados. Las aguas de Coñaripe son ricas en sodio, calcio, boro, sulfatos, magnesio, hierro y otros componentes químicos que ayudan a eliminar el estrés, el cansancio en general y las afecciones dermatológicas, entre otras dolencias corporales. Además, benefician al sistema nervioso.









Coñaripe, Km15, Camino a Liquiñe



Para llegar a esta zona y conocer uno de los complejos más importantes, hay que dirigirse camino a Villarrica. Antes del ingreso a la ciudad, se encuentra un desvío a la izquierda con un cartel indicativo de las localidades de Lican Ray y Coñaripe. Al llegar a este último destino, bordeando por la margen derecha el lago Calafquén, sólo basta recorrer 15km para acceder al complejo termal.





Después de las terapias termales, el restaurant confitería del complejo brinda un completo y variado menú para los visitantes. El centro ofrece alojamiento en un hotel de 10 habitaciones, 3 cabañas y un departamento de estilo andino totalmente equipado.



Las termas guardan otros atractivos que van desde las cabalgatas con guías baqueanos hasta entretenidos recorridos en mountain bike, trekking, pesca y excursiones por el lago y la montaña.

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